Tras el éxito obtenido de mi libro "Un botiquín para Elisa", ya ha sido publicada una segunda edición. Aprovecho para contaros de nuevo su verdadero nacimiento y, también, el brillante recorrido que hasta ahora ha tenido.
Unos meses antes de ser publicado, me visitó Doña Inspiración, ese “soplo divino” tal como predica su origen etimológico, para decirme que tenía que escribir un relato sobre una niña hospitalizada y que, a lo largo de su proceso, se le darían las claves de psicología para mejorar su salud. Yo, al escuchar esa “voz” en mi imaginación, le contesté: no, no, que va, sobre una niña enferma, me niego… Uf, no me hubiera imaginado nunca una idea así, una parte de mí se oponía rotundamente. Pero Doña Inspiración siguió insistiendo durante varios días. Viendo que la idea persistía, le pregunté yo: ¿Y cómo se llamaría mi protagonista? Al instante, resonó en mi mente: ¡Elisa!
¿Elisa?, me dije muy extrañada, yo no conozco a ninguna Elisa. Tal fue mi perplejidad al venirme ese nombre tan rápidamente que, en ese mismo momento, cogí el móvil para buscar el significado etimológico de Elisa. Para mi sorpresa, comprobé que Elisa quiere decir “la ayuda de Dios”. Me quedé paralizada, una emoción muy especial recorrió todo mi cuerpo. Aún hoy día, al recordarlo, siento en mi piel la magia y, una vez más, compruebo que las casualidades no existen. Esa era precisamente la idea de este sencillo libro: reflejar todo lo que la Vida nos ha regalado para ayudarnos a mejorar nuestra salud.
Fue justo entonces cuando me dije: este libro lo tengo que escribir sí o sí. Doña Inspiración supo convencerme definitivamente, y me rendí a sus pies.
Un libro, aunque sea tan sencillo en apariencia como este, no se escribe en dos días. Necesita su tiempo de gestación, como hijo que es. Pasaron meses y, aunque quería hacerlo, todavía quedaban restos de dudas que me frenaban y a penas si le dedicaba tiempo. Sentía una enorme responsabilidad y respeto por la propia temática.
Recuerdo que llegó el mes de agosto, cuando tengo menos volumen de trabajo e, incluso, me tomo una semana libre, y decidí, ya sin excusas, ponerme de lleno a ello. Y así fue.
Cada capítulo fue muy especial para mí. Os puedo asegurar que, más que escritora, me considero la primera lectora de mis libros, y esa sensación es maravillosa. Doña Inspiración es siempre una caja de sorpresas.
Antes de publicarlo, me propuse la misión que iba a tener este nuevo hijo mío: regalar ejemplares a AFACMUR (Asociación de Familiares de Niños con Cáncer de la Región de Murcia) y donar también los beneficios de las ventas. Tras el visto bueno de los propios oncólogos, en total fueron 70 ejemplares y 510€ donados para dicha asociación.
Pero lo que yo no sabía todavía era lo lejos que podía llegar en su camino, tocando miles de corazones.
Unos meses después de su nacimiento, en la Biblioteca Municipal, donde yo llevaba varios años colaborando, propuse impartir distintos talleres, entre ellos el del botiquín. Fueron muchos los centros escolares que se sumaron al proyecto, y tuve el lujo de dar diez talleres antes de comenzar la crisis sanitaria Covid-19.
Tras el parón de más de dos años, la Biblioteca pudo reanudar sus actividades recibiendo de nuevo a los alumnos de Primaria y, para mi satisfacción personal, este curso 2022-23 impartiré una treintena de talleres, ¡más de setecientos alumnos disfrutarán de las enseñanzas de “Un botiquín para Elisa”!
Sin duda, los libros tienen vida y alma propia. Son ellos los que van decidiendo su camino, y “Un botiquín para Elisa” tiene, además, alas y desea volar muy alto.
Sin ser consciente de ello, en estas páginas escribí mi profundo deseo, y la magia de la Vida lo está haciendo realidad. Mi agradecimiento es inmenso.
Unos meses antes de ser publicado, me visitó Doña Inspiración, ese “soplo divino” tal como predica su origen etimológico, para decirme que tenía que escribir un relato sobre una niña hospitalizada y que, a lo largo de su proceso, se le darían las claves de psicología para mejorar su salud. Yo, al escuchar esa “voz” en mi imaginación, le contesté: no, no, que va, sobre una niña enferma, me niego… Uf, no me hubiera imaginado nunca una idea así, una parte de mí se oponía rotundamente. Pero Doña Inspiración siguió insistiendo durante varios días. Viendo que la idea persistía, le pregunté yo: ¿Y cómo se llamaría mi protagonista? Al instante, resonó en mi mente: ¡Elisa!
¿Elisa?, me dije muy extrañada, yo no conozco a ninguna Elisa. Tal fue mi perplejidad al venirme ese nombre tan rápidamente que, en ese mismo momento, cogí el móvil para buscar el significado etimológico de Elisa. Para mi sorpresa, comprobé que Elisa quiere decir “la ayuda de Dios”. Me quedé paralizada, una emoción muy especial recorrió todo mi cuerpo. Aún hoy día, al recordarlo, siento en mi piel la magia y, una vez más, compruebo que las casualidades no existen. Esa era precisamente la idea de este sencillo libro: reflejar todo lo que la Vida nos ha regalado para ayudarnos a mejorar nuestra salud.
Fue justo entonces cuando me dije: este libro lo tengo que escribir sí o sí. Doña Inspiración supo convencerme definitivamente, y me rendí a sus pies.
Un libro, aunque sea tan sencillo en apariencia como este, no se escribe en dos días. Necesita su tiempo de gestación, como hijo que es. Pasaron meses y, aunque quería hacerlo, todavía quedaban restos de dudas que me frenaban y a penas si le dedicaba tiempo. Sentía una enorme responsabilidad y respeto por la propia temática.
Recuerdo que llegó el mes de agosto, cuando tengo menos volumen de trabajo e, incluso, me tomo una semana libre, y decidí, ya sin excusas, ponerme de lleno a ello. Y así fue.
Cada capítulo fue muy especial para mí. Os puedo asegurar que, más que escritora, me considero la primera lectora de mis libros, y esa sensación es maravillosa. Doña Inspiración es siempre una caja de sorpresas.
Antes de publicarlo, me propuse la misión que iba a tener este nuevo hijo mío: regalar ejemplares a AFACMUR (Asociación de Familiares de Niños con Cáncer de la Región de Murcia) y donar también los beneficios de las ventas. Tras el visto bueno de los propios oncólogos, en total fueron 70 ejemplares y 510€ donados para dicha asociación.
Pero lo que yo no sabía todavía era lo lejos que podía llegar en su camino, tocando miles de corazones.
Unos meses después de su nacimiento, en la Biblioteca Municipal, donde yo llevaba varios años colaborando, propuse impartir distintos talleres, entre ellos el del botiquín. Fueron muchos los centros escolares que se sumaron al proyecto, y tuve el lujo de dar diez talleres antes de comenzar la crisis sanitaria Covid-19.
Tras el parón de más de dos años, la Biblioteca pudo reanudar sus actividades recibiendo de nuevo a los alumnos de Primaria y, para mi satisfacción personal, este curso 2022-23 impartiré una treintena de talleres, ¡más de setecientos alumnos disfrutarán de las enseñanzas de “Un botiquín para Elisa”!
Sin duda, los libros tienen vida y alma propia. Son ellos los que van decidiendo su camino, y “Un botiquín para Elisa” tiene, además, alas y desea volar muy alto.
Sin ser consciente de ello, en estas páginas escribí mi profundo deseo, y la magia de la Vida lo está haciendo realidad. Mi agradecimiento es inmenso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario